sábado, 23 de junio de 2012

A VUELTAS CON LA LEY DE LENGUAS


La presentación esta semana del borrador de la nueva Ley de Lenguas que el PP con la colaboración del PAR pretende aprobar esta legislatura, ha dibujado un nuevo escenario político en nuestro país en el que ya no caben medias tintas ni posiciones confusas.

Vaya por delante que a un servidor, la Ley aprobada en la anterior legislatura por CHA y PSOE le parecía escasa, timorata y pactada en unos mínimos que no podían servir más que para empezar a trazar el camino de la recuperación de nuestro patrimonio lingüistico.

La actual propuesta no es ni siquiera eso. En realidad no es una Ley, puesto que no pretende legislar sino desmantelar aún más si cabe, la situación de las distintas lenguas que se hablan en nuestro País. Es un intento de prolongar la actual situación, a ver si con suerte desaparece de una vez el aragones, autentico objetivo de todas estas maniobras.

Para el PP, Aragón no es más que un peón en el tablero, que puede mover a su antojo y que no duda en sacrificar cuantas veces sea necesario para obtener sus objetivos finales, que no están ni al servicio de esta tierra ni de sus gentes. El PP de Aragón, solicito y obediente, antepone los intereses de sus dirigentes y de su estructura nacional a la defensa de los intereses de los aragoneses, y no tiene ningún problema en manipular conceptos lingüisticos y en negar la evidencia académica apelando a sentimientos que luego aparca sin decoro, para poder volver a utilizarlos cuando crea conveniente. Su implicación con Aragón es nula y su intención, clara: arrasar cualquier vestigio de identidad del pueblo aragones y fundirlo en ese gris continuo en el que pretenden sumir a todo el Estado.

Para el PAR, el tiempo de las explicaciones ya paso hace demasiado. Su capacidad de manipulación, tergiversación y apego al poder hace ya mucho que traspasó todos los límites. Su uso de la lengua, el patrimonio y la historia a conveniencia, agitando fantasmas localistas y enfrentando a los aragoneses entre si para mantener sus cuotas de influencia y poder, son de sobras conocidos. En su momento, la historia y el pueblo aragones juzgarán a estos "regionalistas" en la medida justa que se merecen y pondrán en su sitio a un partido que deberia desaparecer sin dejar rastro, a poco que quedase algo de dignidad entre sus militantes.

Las posiciones de ambos partidos en el tema de las lenguas aragonesas son, sencillamente, patéticas.