Estamos
en campaña electoral. Para las europeas, sí, pero campaña. Esto suponiendo que
seáis de los que creen que Europa no sirve para nada, como parecen hacerlo los
PPSOE, que han convertido el Europarlamento en una tumba de elefantes más que
amortizados. Si aún sois de esos, craso error compañeros. Hace ya años que lo
que nos sucede en nuestros pueblos y lugares no se decide en Madrid sino en
Bruselas.
En
Zaragoza nunca se ha decidido nada, inconveniente sin duda de votar mayoritariamente
a franquicias que tienen que pedir permiso, que no opinión, a los amos de
Madrid.
Pero
decía que son elecciones porque, aun cuando no os hubieseis enterado, hay
ciertos soniquetes que les son propios y que se repiten en cada ocasión, como
flores anunciando una primavera que no llega nunca. Me refiero claro está, y
entre otros, a dos grandes temas que lo son únicamente en campaña electoral y
que, una vez pasadas estas, desaparecen sin dejar rastro: la reapertura del
Ferrocarril Internacional de Canfranc y el Trasvase del Ebro.
En
el segundo mejor no perdemos más el tiempo. Es tan evidente su agitación como
fantasma sempiterno para intentar captar un voto irreflexivo y vacío, que no
merece la pena. Sin embargo, el primero es un caso a analizar, sobre todo
después de las últimas informaciones, que se hacen eco del despilfarro
astronómico que el ADIF y Fomento han llevado a cabo en diferentes obras
ferroviarias de difícil explicación.
Porque
resulta que con la mitad de lo despilfarrado, podríamos tener abierta una línea
férrea doble y electrificada que uniese el centro de la península con el
corazón de Europa. Y resulta que está línea cuenta con diferentes estudios que
demuestran su rentabilidad, palabra mágica para dejarnos sin infraestructuras
necesarias en un país como el nuestro donde la dispersión de la población
sirven de excusa para la inacción y el recorte, pero que en este caso no parece
tener ninguna importancia.
PPSOE
y PAR sacan reiteradamente el tema en todas y cada una de las elecciones que se
celebran, olvidando que son ellos quienes gobiernan una y otra vez, algún día
aprenderemos, y que por lo tanto, son ellos los responsables de que esta
infraestructura no sea una realidad.
No
obstante, la culpa es nuestra, y solo nuestra. Porque picamos y les votamos una
y otra vez. Porque seguimos creyendo que defender nuestra tierra es responder
como los toros de lidia, al trapo que nos agitan cada cuatro años quienes demuestran
día a día su desinterés por este país y por sus gentes. Porque permitimos que
nos engañen cada vez, en la esperanza de que esta será la definitiva.
Y
mientras, descubrimos a un PSOE “más
socialista y más aragonesista”, palabras de su “nuevo” líder, y nos llevamos
las manos a la cabeza con el milloncico de Iglesias o la “sorpresa” de Morlán;
o descubrimos con espanto que ahora sí, ahora Rajoy, gracias a Rudi, va a “mejorar
la financiación de Aragón” tras años de ignorarnos y sometido a la enorme
presión de quién salió corriendo sin mirar atrás cuando le ofrecieron el enorme
privilegio de ser Presidenta de Congreso, en lugar de alcaldesa de una ciudad
de segunda en una autonomía de tercera que ya veremos cuanto les dura; o contemplamos
en silencio los chanchullitos del PAR, con sus grandes estrategas a la cabeza,
que llevan 30 años sometiendo a esta tierra a una desvergüenza que tardaremos
décadas en hacer desaparecer, y que consideran este viejo país, su particular
patio de juegos, influyendo más en nuestro día a día de lo que somos capaces de
adivinar.
Cuando hagamos todo esto, decía, en la barra del bar, charlando con el vecino y
repitiendo una y otra vez que “todos son iguales” y que “hace falta que la
gente se movilice”, haremos bien en recordar que, mientras sigamos votando al
PPSOEPAR, las viejas vías del canfranero seguirán vacías, deteriorándose y
clamando al cielo por un pueblo que, nobleza obliga, sigue una y otra vez
dejando que cuatro listos le tomen el pelo.
Y
mientras a IU estas cosas, ni le van ni le vienen. Que las fronteras son malas,
pero solo de palabra, no sea cosa que algunos se nos enfaden y perdamos más
votos allende de los que podemos ganar por estos lares. Cosas de las
matemáticas…